Fue durante el Concilio de Trento (1545-1563) cuando se instó a los católicos a que adoptaran el pesebre como una tradición particularmente católica (a diferencia del árbol de Navidad promovido por Martín Lutero). Se le atribuye a San Cayetano de Thiene ser el primero en responder al llamado de los padres conciliares, construyendo en la ciudad de Nápoles un pesebre visible para todos los fieles como una escena que acompaña la Navidad. Otros artistas siguieron su ejemplo, creando escenas elaboradas con estatuas de tamaño natural ricamente vestidas para iglesias y conventos de toda la ciudad.

   Un antiguo deseo mío era que toda la parroquia pudiera disfrutar de una escena que recreara la realidad y abarcara todo el amplio espectro social, para ayudar a la oración y a la contemplación del admirable misterio de la encarnación del Verbo. Y providencialmente se concreta, en los albores del Jubileo de la Esperanza, para hacernos recordar que Dios no se olvida de su creatura, y aunque el mundo se encuentre ensombrecido por el secularismo, los antagonismos y las guerras, el mensaje de Navidad es siempre un anuncio de esperanza, porque el que ha nacido en Belén es el Redentor del género humano y su obra es la paz en los corazones de aquellos que lo aman

   Un grupo de fieles, varones y mujeres, jóvenes y adultos, pusieron manos a la obra y de su esfuerzo y trabajo surgió este hermoso retablo de Navidad. Entre tantas personas trabajaron en su construcción ceramistas, diseñadores de vestuario, arquitectos, costureras, pintores, armadores, iluminadores, orfebres. Se utilizaron para su montaje recuerdos personales, adornos, joyas y telas ricas donadas o guardadas con celoso cariño por lo que recordaban, materiales nobles y cotidianos… hasta lograr esta escena muy realista y un poco idealizada, pero que intenta expresar todo lo que sabemos y creemos:

1. La Santísima Virgen es una mujer sencilla y fuerte, que conoce de dolores y estrecheces, pero reina y señora en su encantadora pose de la escena principal. Se encuentra ahora encinta, esperando el alumbramiento. Lleva los colores de la patria argentina en su manto, un vestido del color de la aurora, la cinta negra que ciñe su vientre abultado a punto de parir, símbolo de maternidad de las culturas precolombinas y en sus manos, con las que toca su seno henchido de la Buena Noticia, una medida del Pilar con los colores de España, nuestra Madre Patria, la que nos trajo el Evangelio y la cultura. Una imagen de la tierra hispanoamericana, crisol de razas y culturas.
2. San José es un varón maduro y recio, señorial y elegante en su humilde condición, que inspira simpatía y muestra su misión de custodio del Redentor, al apoyar su mano sobre su Inmaculada esposa, a la que sabe portadora del misterio. Aporta su amparo, da cobijo, es la “sombra del Padre”, como lo ha llamado magistralmente Jan Dobraczynski,
3. Los ángeles, robustos y destacados, recuerdan la Fortaleza de Dios para vencer al demonio y sus secuaces. Son portadores de un mensaje lleno de esperanza para el pueblo humilde: “encontraran al Niño, vestido con pañales y acostado en un pesebre”, muy distinto de los que se ilusionaban con un Mesías poderoso. Uno de ellos lleva la trompeta proclamando “Gloria a Dios en las alturas”, y el otro un ramito de olivo con el mensaje “en la tierra paz a los hombres de buena voluntad”.
4. Los pastores, que asumen la representación de los pobres del Señor, con su cara inocente de niña trabajadora y coqueta la una, y el otro con su sonrisa pícara y su cara iluminada, mientras, sentado y remolón, mira la escena desde una típica imagen de nuestro campo argentino.
5. Los reyes magos, un anciano oriental, sabio y sereno, con los ojos velados por la opacidad de sus cristalinos que encuentra la fe, que ve lo impensable: Dios hecho hombre, y porta el incienso; un niño negro, joven y lozano, que se extasía ante la presencia del Niño Dios y lo reconoce en su humanidad al ofrecerle la mirra; el tercero, un hombre occidental y maduro, que lleva al Señor el símbolo de su realeza universal, el oro, mezclado con los colores de nuestra patria en las escarapelas argentinas. Los tres simbolizando a los hombres de todas la razas y naciones, que serán llamados a formar un solo pueblo, bajo el cayado del único Señor del Universo, a quien señala la estrella…

   Todo el Nacimiento se desarrolla en una escenografía que abarca el ancho mundo, más allá de la oscura comarca de Belén…, escenografía en la cual se encuentran las culturas y los tiempos, la choza donde se produjo el alumbramiento está apoyada en templo romano, como signo de la definitiva revelación de Dios en Jesucristo; una lejana aldea judía, con sus construcciones mezcladas con edificios mejor diseñados y sólidos, los montes aplanados y los caminos rectificados de los que nos habla el Precursor, alguna columna derruida…. Porque el que nace viene a redimir todo lo creado y hacer nuevas todas las cosas.

   Me gustaría que esta escena se grabe en sus corazones: Dios nace para darnos su salvación, nada de lo humano le es desconocido, viene a redimir, a rescatar, a reconstruir, ningún oscuro rincón de nuestros corazones debe quedar cerrado a su luz celestial…

   Y quiera el Buen Dios que cada año trabajemos, como lo hicimos este año, haciendo crecer esta escena, y, sobre todo, haciendo arder nuestra caridad llevando a todos los hombres el mensaje de Navidad. Que así sea.

Oración Jubileo 2025
(Peregrinos de Esperanza)

Padre que estás en el cielo, la fe que nos has donado en tu Hijo Jesucristo, nuestro hermano, y la llama de caridad infundida en nuestros corazones por el Espíritu Santo, despierten en nosotros la bienaventurada esperanza en la venida de tu Reino. Tu gracia nos transforme en dedicados cultivadores de las semillas del Evangelio que fermenten la humanidad y el cosmos, en espera confiada de los cielos nuevos y de la tierra nueva, cuando vencidas las fuerzas del mal, se manifestará para siempre tu gloria. La gracia del Jubileo reavive en nosotros, Peregrinos de Esperanza, el anhelo de los bienes celestiales y derrame en el mundo entero la alegría y la paz de nuestro Redentor. A ti, Dios bendito eternamente, sea la alabanza y la gloria por los siglos. Amén.

IGLESIAS JUBILARES EN LA DIÓCESIS DE SAN MIGUEL
– Iglesia Catedral san Miguel Arcángel (San Miguel)
– Parroquia Ntra. Sra. del Perpetuo Socorro (Trujui)
– Parroquia Inmaculado Corazón de María (Polvorines)
– Parroquia Ntra. Sra. de Lourdes (Grand Bourg)
– Parroquia san José Obrero (J.C.Paz)
– Parroquia san Cayetano (del Viso)

APOYO ECONÓMICO

Estimados feligreses, dadas las dificultades económicas de la actualidad, es que consideramos la necesidad de invitarlos

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